Cinco reflexiones para «alcanzar lugares donde nadie ha ido antes»

Por Pedro Pernías Peco. Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos, Universidad de Alicante

Ser emprendedor es iniciar un viaje hacia lo desconocido. Al menos a lo desconocido por el propio emprendedor. La propia etimología de la palabra “emprender”, del francés “entrepreneur”, nos dice que emprender es una aventura, con cierto riesgo y de futuro incierto. En el sigo XVIII, mucho antes de que se crease la primera “start-up”, se aplicaba a los dueños de empresas que arriesgaban y apostaban por una idea.

Desde entonces, el mundo ha dado muchas vueltas, pero emprender sigue siendo la aventura de hacer algo nuevo, diferente, original y sigue siendo arriesgado, de futuro incierto, laborioso. Pero, como toda aventura, tiene sus retornos: uno de ellos es llegar donde no habías estado antes.

En las cartas de navegación medievales o Portolanos, al territorio desconocido se le denominaba “terra incognita”. Esta terra incognita se poblaba de grabados de monstruos y serpientes marinas e incluso en uno de ellos aparece la frase “hic sunt dragones” (“Aquí hay dragones”) para indicar los posibles peligros que acechaban a quien se aventuraba por esos territorios.

¿Aquí hay dragones? Explorar es precisamente eso, salir a lo desconocido, aunque sea a buscar dragones, y ¿a quién no le gustaría ver un dragón?

Estas líneas pretenden, de manera no exhaustiva, motivar a quien comienza su labor de emprendimiento por primera vez, para tratar de ayudarle a  “boldly go where no one has gone before”[1]

1.- Convertir problemas en oportunidades:  ‘Crisis’ significa decisión.

La palabra “crisis” viene del griego, donde encontramos el mismo término (“κρίσις”): con el significado de “separación”, “distinción”, “elección”, “discernimiento”, “disputa”, “decisión”, “juicio”, “resolución”, “sentencia”

Las crisis son momentos en los que el orden de las cosas deja de ser válido y el orden nuevo aún no se ha instalado. Para muchas personas, “crisis” significa problema, ya que el cambio de reglas de juego les desorienta y elimina las estrategias que hasta el momento les eran útiles.

Sin embargo, las crisis también son oportunidades para hacer cosas nuevas, para aprovechar el nuevo juego y tomar posiciones en un entorno que hasta ese momento parecía ocupado, inmutable.

Ese es el momento de los proyectos que se adaptan rápidamente, que son ágiles y creativos. Según nos cuenta la paleontología, en un mundo de dinosaurios había poco hueco para mamíferos. Tuvo que venir una crisis en forma de cambio en el medio ambiente para que los reptiles dejasen espacio para que los mamíferos prosperasen. Y aprovecharon su oportunidad como demuestra el hecho de que sea en su seno donde se ha desarrollado la especie que ha logrado desarrollar consciencia y pensar sobre sí misma.

Para ello, el emprendedor debe tener capacidad de adaptación. Si su idea es poderosa, soportará cambios (“pivotar” en el argot del emprendimiento) que la harán adaptarse cada vez mejor a lo que la sociedad le demanda. Estar atento a ello implica poner al futuro usuario o cliente en el centro del proyecto de emprendimiento. Por contra, el error más frecuente es poner el producto en el centro del mismo. Si nos centramos en el producto puede que acabemos con un desarrollo excelente pero no sabremos si nuestros clientes estarán dispuestos a usarlo o a pagar por él hasta que no se lo entreguemos.

Para entonces puede ser tarde: es posible que hayamos desarrollado características que no le interesan de verdad, que nos hayamos dejado otras que consideren fundamentales, que nos equivoquemos en el precio -dinero o tiempo- que el usuario está dispuesto a ofrecernos a cambio del producto… Aún así, es posible acertar, pero el riesgo es muy grande y es relativamente sencillo eliminar esa incertidumbre o, cuando menos, reducirla al mínimo.

Para no correr excesivos riesgos, lo mejor es estar dispuesto a salir a la calle y a hablar con nuestros futuros usuarios o clientes. Enseñarles lo que estamos preparando para ellos y dejarles que opinen.

Sus opiniones son algo tan valioso que muchas empresas que pueden permitírselo invierten fortunas en ello. Un emprendedor no puede permitirse muchos gastos, así que para conocer a sus usuarios, ha de aplicar metodologías ágiles y, sobre todo, de bajo coste.

Existen numerosas metodologías para hacer eso. Las más conocidas orbitan en torno a la idea de crear un “lienzo” o “canvas” donde plasmar de manera ordenada las cosas que sabemos, queremos o necesitamos hacer.

Te recomiendo rellenar un “lienzo de modelo de negocio” (“Business Model Canvas” en Inglés)  o su evolución como “LEAN Canvas” para comenzar a definir tu idea de emprendimiento.

Dependiendo del tipo de emprendimiento, una u otra, nos ayudará a definir mejor nuestras metas, a poner al usuario en el centro del proyecto y a orientar nuestros pasos para consolidar el proyecto. Nos permitirá crear una “propuesta de valor” sobre nuestro producto o servicio que se ajuste lo máximo posible a lo que los usuarios necesitan.

Esta es una de las claves que más éxitos ha generado: poner al cliente en el centro de todo y desarrollar una “obsesión” por la experiencia que el usuario desarrollará con el producto.

2.- Audaces fortuna iuvat. (La fortuna sonríe  a los que se atreven)

Cuando vemos el éxito profesional de aquellos que han triunfado sacando un proyecto o idea adelante, a menudo pensamos que son personas afortunadas. Parece que la suerte está de su lado por estar en el momento oportuno en el lugar oportuno.

Puede que en algunos casos sea así, como igual puede que algún día te toque la lotería. ¡Pero sólo si has comprado un boleto, claro!

El éxito de estas personas a menudo eclipsa las veces que lo intentaron con anterioridad y no lo lograron. Sólo vemos su último éxito. E incluso aunque sigan emprendiendo otras aventuras, mientras no tengan un logro parecido, sólo los recordamos por aquello que los hizo brillar con intensidad.

Pero analicemos un poco más esto: detrás del éxito hay fracasos, ensayos y errores, incontables intentos hasta dar con la clave. Y un poco más detrás, lo que encontraremos es a la persona que lo intenta. Esa persona es audaz. Se arriesga. Sale del entorno que le es familiar y cómodo para probar si fuera se está mejor. Y, de vez en cuando, lo consigue. Parece como si la fortuna le sonriera. Pero igual que si no compras lotería jamás te podrá tocar, si no sales de tu entorno, jamás podrás encontrarte con la fortuna e intercambiar sonrisas…

Mi experiencia personal es que cuanto mayor es la apuesta, más esfuerzo se emplea en conseguir el éxito. Si el riesgo es pequeño, el esfuerzo también tiende a ser mínimo. Recuerda cómo Hernán Cortés se motivó a él y a sus hombres a seguir adelante: inutilizó sus naves haciendo la retirada imposible. No estoy recomendando “quemar las naves” y lanzarse ciegamente a la aventura. Conviene siempre tener un plan “B” y si se puede, un “C”…Esta reflexión pretende ser útil para reconocer el valor positivo del riesgo cómo utilizarlo a tu favor.

3.- “pero es que aquí, hay luz”

Cuenta un viejo -y malo- chiste que una noche oscura, había un hombre a cuatro patas cerca de una farola buscando sus llaves extraviadas. Otro se le acercó y le preguntó

-¿Buenas noches, buen hombre ¿puedo ayudarle?

-Gracias, estoy buscando mis llaves. Se me han caído y no logro encontrarlas.

El recién llegado se puso también a cuatro patas a buscar las dichosas llaves y cuando llevaba ya un buen tiempo exclamó:

-No aparecen… ¿está usted seguro de que se perdieron aquí?

Y el otro respondió:

-No, claro que no. Se me cayeron del bolsillo en la otra esquina,

-¿Y qué hacemos buscando aquí? ¿No deberíamos buscar en esa esquina?

-Si, quizás, ¡Pero es que aquí hay luz!

 Muchas veces, cuando nos enfrentamos a un problema, tratamos de encontrar la solución en los entornos que conocemos y no en donde realmente está.

 En tu proyecto de emprendimiento habrá muchas ocasiones en las que tendrás que enfrentarte a un problema. Lo primero que harás, será buscar en tu experiencia situaciones similares y aplicarás la misma solución que ya conoces y que funcionó entonces. Pero tu inteligencia ejecutiva ha de permitirte ver si el problema es, de verdad, el mismo. Si no, buscar la solución en el entorno conocido puede ser como buscar las llaves donde hay luz y no donde de verdad se perdieron. No debes tener miedo en reconocer lo que no sabes. Sólo cuando lo identifiques podrás decidir si lo has de aprender tú mismo o buscar ayuda en quien lo domine.

No te van a faltar medios para aprender. Internet, la maravilla de nuestro tiempo, ofrece innumerables oportunidades para aprender cualquier cosa. Todo lo que necesitas saber para sacar adelante tu idea está en internet y estoy prácticamente seguro de que además, es gratuito. El problema no va a ser encontrarlo sino seleccionar lo más relevante, lo más eficaz… De nuevo, déjate aconsejar por quien ya haya recorrido el camino que quieres realizar. Pero tu actitud ante esto no debe ser reactiva sino pro-activa. No esperes que te digan lo que tienes que hacer, que te pongan las cosas fáciles y entonces recibirlas… Sal a buscarlas, consulta si lo que has encontrado es lo adecuado, si estás en lo correcto…Aprovecha el tiempo de quien se ofrezca a ayudarte de la manera más productiva: hazle preguntas inteligentes.

No tengas miedo a contar tu idea. Salvo que tengas la fórmula matemática de la fusión fría -te aconsejaría patentarla antes de decírsela a nadie- tu idea vale lo que vale su ejecución. Lo importante es cómo vas a ponerla en práctica. Ese es el auténtico valor de tu proyecto. Contar tu proyecto a los demás te ayudará a darle forma, a escuchar sus opiniones y a enriquecerla con sus aportaciones.

 4.- Fuera, hay señales de vida inteligente. Como tú, hay cientos, miles de personas tratando de sacar adelante sus ideas o proyectos. Algunos serán tus competidores. Muchos otros pueden ser tus aliados, pero de todos ellos podrás aprender. Son personas que están aplicando lo mejor de ellos, su inteligencia, para tener éxito en su empresa.

La inteligencia del emprendedor se ha de transformar en “Inteligencia Ejecutiva”, es decir, en la capacidad de organizar el propio comportamiento para conseguir metas complejas.

Es ese tipo de comportamiento inteligente el que hay que buscar, usar como modelo y adaptar a la realidad de cada uno. Observa cómo las personas que tienen esa inteligencia ejecutiva modulan sus propios recursos para conseguir sus objetivos.

Fíjate en las estrategias que dan éxito y en las que llevan al fracaso. Analiza los “porqués” y los “cómos”, trata de seguir la pista de cómo se gestaron las ideas y las decisiones que se tomaron para llegar hasta donde están. Muy posiblemente, encontrarás una lógica aplastante que deja muy de lado la casualidad.

El emprendedor de éxito es como una cosechadora de conocimiento, que va recogiendo todo en su camino y encuentra, tarde o temprano, una ocasión para aplicarlo.

Un viaje, un libro, conocer a alguien especial, una experiencia deportiva, un curso sobre algo que te interese, una conferencia, una charla con alguien interesante… cualquiera de estas situaciones puede enseñarte algo que se transformará en una respuesta concreta a un problema futuro. No dejes que pasen por tu lado sin que te impregnen de algo.

 

5.- El viaje a Itaca

“Cuando emprendas tu viaje a Itaca

pide que el camino sea largo,

lleno de aventuras, lleno de experiencias. “

  1. Kavafis

Emprender es hacer realidad una idea. Y para ello se utilizan muchos instrumentos. Uno de ellos, si no el más importante, es la empresa.

Crear una empresa no es un fin por sí mismo.  La empresa es el medio que se utiliza para hacer realidad una idea.  Pero la idea va más allá que la estructura que la soporta. La idea puede sobrevivir a la extinción de la empresa pero la empresa difícilmente sobrevive a la muerte de la idea.

Existen muchas maneras de comenzar una empresa y no todas ellas pasan por la constitución de una sociedad. Un buen asesor podrá informarte de la forma más conveniente para comenzar a dar forma a tus ideas.

En cualquier caso, se inicia un camino que será largo y complicado. ¡Si fuera fácil, todo el mundo lo haría!. Pero en absoluto es imposible. Hay muchos otros que lo han logrado y no tienes por qué ser menos que ellos.

En el proceso has de estar abierto a muchas cosas: a conocer personas que te ayudarán, a apartarte de las que no, a aprender a vivir con muy poco y a gastar con sentido, a defender tu idea a capa y espada pero también a cambiarla para adaptarla mejor a lo que tus futuros clientes quieren. Necesitarás aprender habilidades que caen fuera de tu ámbito mientras no encuentres colaboradores que te las resuelvan, a buscarlos, seleccionarlos, a confiar y delegar en ellos.

Tendrás ocasión de poner a prueba tu paciencia y tesón. Te preocuparán aspectos que no sabías que podían preocuparte…. y tendrás satisfacciones que sólo tú comprenderás. Si tienes un entorno cercano favorable -amigos, familia- encontrarás apoyo en él.

En definitiva, vas a pasar por un cúmulo de experiencias que, depende cómo te las tomes, harán que el propio viaje valga la pena. No sólo porque te ha llevado donde querías, sino porque en el viaje te has enriquecido como persona.

Para terminar:

Antes de dar en el clavo con el juego “Angry Birds”, los emprendedores de Roxio lo habían intentado otras cincuenta y una veces sin éxito. Hasta que llegó la 52. Y ya sabemos cómo acabó esa historia. ¡Cincuenta y un juegos de los que nadie se acuerda! Pero el 52 se ha convertido en un clásico mundial a la altura de los más famosos videojuegos de la historia. Su clave fue aprender en cada fracaso lo que NO debían hacer e insistir en lo que sí.

Ojalá tengas éxito. Pero, si no, piensa que la habilidad más importante que necesitarás no es la de acertar a la primera, sino la de reponerse de los fallos, aprender de ellos e intentarlo de nuevo.

Pero tengas éxito o no, la persona que vuelva del viaje de emprendimiento no será la misma que la que se fue. Habrá aprendido más y tendrá nuevas habilidades. Estará, en definitiva,  más preparada para intentarlo de nuevo.

Y si todo va bien, sigue el ejemplo de otros emprendedores de éxito: vuelve a casa a contar lo que sabes y a ayudar a otros a conseguirlo también.

 

 

 

 

Pedro Pernías Peco. Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos. Universidad de Alicante. Pedro Pernías es coordinador del área de emprendimiento de la Escuela Superior Politécnica de la Universidad de Alicante. Es director del proyecto UNIMOOC de formación on-line de emprendedores y consultor externo de e-learning  de  Google Spain para el proyecto Formación  ACTIVATE.

 

 

 

 

[1] Por si has estado hibernando durante los pasados cuarenta años: esta frase forma parte de la cabecera de la serie Star Trek, y que se dobló como “Para llegar a donde ningún otro hombre ha llegado jamás»

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